Este exitoso proyecto fue finalizado ademas con la Directora del FIA Maria José Etchegaray Espinosa
“Para
muchas de las personas de mi pueblo, la avellana era vista como un símbolo
de empobrecimiento”, cuenta Marcela Llao, coordinadora de mujeres en la
Asociación Gremial Mapuche y Campesina gremial Leftraru. Una situación que no
es aislada en la relación de las comunidades mapuche con sus bosques: “el
oficio de la recolección ha perdido valor por una nueva forma de vida acelerada
y consumista que ha ido tomando cuerpo en los últimos cincuenta años”,
reflexiona Cecilia Caniuman, ingeniero en alimentos y también miembro de
Leftraru.
A partir
de este diagnóstico, estas dos mujeres se asociaron a Sergio Marillán,
dirigente de la asociación gremial indígena Leftraru. Juntos postularon a un
fondo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), que
promueve elrescate del patrimonio agroalimentario del país, para
revalorizar el ñefun —avellana en mapudungun— como actividad comercial entre
las comunidades mapuche. Este fondo de fomento comprende al patrimonio no sólo
como un fruto o árbol específico, sino como prácticas culturales y tradiciones.
“Como la agencia del Ministerio de Agricultura llamada a promover una cultura
de innovación en el ámbito agrícola, estamos convencidos de que la tradición
puede ser un germen para el desarrollo de productos, servicios o prácticas
innovadoras, que pongan en valor la riqueza de los frutos de nuestro país.”,
explica María José Etchegaray, directora ejecutiva de la Fundación.
Bajo la mirada de las industrias
Sin duda
las nuevas tendencias de alimentación saludable también son un factor que
aporta a la revalorización no sólo de la avellana, sino de todos los frutos del
bosque: cientos de estudios confirman los beneficios que frutos como el
maqui, la murta, la mora o la rosa mosqueta aportan a nuestra salud, lo que
ha despertado el interés de la industria cosmética y farmacéutica como materia
prima para extraer alimentos funcionales, aditivos especializados y
compuestos activos para la fabricación de medicamentos o suplementos
alimenticios. Un gran nicho donde la innovación es clave para
encontrar y desarrollar sus potencialidades, agregando valor que redunda en
mejores condiciones para las comunidades.
Ambas
visiones —la mapuche, que promueve el rescate de la recolección como
manifestación de un modo de vida— y la de mercado, que masivamente promueve las
actividades comerciales a partir de este tipo de materia prima, se
integran a partir de la articulación que FIA promueve como elemento clave para
agregar valor a los productos de los sectores rurales: “que los
distintos actores –las comunidades, la academia, las instituciones públicas y
el mundo privado- se conecten y formen acuerdos es un paso necesario y tal vez
uno de los más complejos para que el desarrollo sea a partir de estándares
éticos, como el comercio justo, y sea un aporte a la mejora de la calidad de
vida de los actores más desprotegidos del agro”, explica Etchegaray.
Una pregunta
Cuando
Cecilia Caniuman era una estudiante de ingeniería en Alimentos que compartía
hogar con otras estudiantes mapuche como ella, comenzó preguntarse cómo
podía articular su formación como profesional con su deseo de vivir el estilo
de vida de su comunidad. A partir de allí empezó a pensar en las
dificultades de su pueblo y llegó al desgaste de la tradición de la
recolección. Al momento de hacer su tesis de grado, eligió estudiar las
características químicas y nutricionales del ñefun.
“El ñefun
no sólo es valioso por su valor alimenticio, tiene un valor espiritual. Hay una
relación entre los alimentos y la naturaleza que es muy especial para nosotros
los mapuche, por eso es que las semillas, las plantas, están muy presentes en
nuestras ceremonias. Si bien este proyecto está centrado en la avellana
chilena, no es más importante que otros. Para nosotros este proyecto es un
puntapié para rescatar todo el valor del bosque”, dice Caniuman.
Recolección
sustentable
Una de
las grandes preocupaciones del proyecto es que la recolección se haga de manera
sustentable y respetuosa con los bosques nativos: “nuestra relación con la
tierra es totalmente opuesta a la de las grandes industrias forestales”,
recalca Llao. Así surgió una alianza con la ONG Bosque Modelo, una
asociación que tiene presencia internacional y trabaja socializando buenas
prácticas en los procesos productivos vinculados al bosque nativo.
En el
cierre de este proyecto, doce recolectores recibieron un diploma que
certifica que sus métodos de recolección son los adecuados para el desarrollo
sustentable de los bosques y de sus economías, mientras se trabaja en
sellar asociaciones comerciales para que las empresas que comprar materia prima
a los recolectores prefieran a quienes poseen dicha certificación.
Tras finalizar
estos dos años de trabajo, la organización Leftraru hace una evaluación
positiva: “consideramos que cumplimos el objetivo principal del proyecto:
muchas personas de la comunidad han logrado encontrar en el ñefun un producto
para revitalizar sus economías familiares. Ahora nos estamos preparando para la
cosecha que parte en marzo, donde queremos empezar con una producción más
ordenada, y así procesar para vender a una mayor escala” finaliza Llao.
Fuentes : Asociación Nacional Leftraru
http://www.indap.gob.cl/noticias/detalle/2016/11/02/exitoso-proyecto-impulsa-nuevas-posibilidades-para-la-avellana-chilena
http://www.fia.cl/exitoso-proyecto-impulsa-nuevas-posibilidades-para-la-avellana-chilena/
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