¿Qué podría ser más habitual que guardar semillas de una temporada para la siguiente? Después de todo, así es como hemos cultivado en nuestras fincas y huertas. Sin embargo, desde Guatemala a Gana, desde Mozambique a Malasia, esta práctica ancestral se está convirtiendo en un acto criminal, lo que permite que media docena de grandes corporaciones multinacionales puedan transformar las semillas en propiedad privada y lucrar de ellas.
GRAIN ha elaborado un conjunto de datos actualizados sobre la forma en que los llamados acuerdos de libre comercio están privatizando las semillas a través de todo el mundo. Pero la gente se está defendiendo y en varios países las movilizaciones populares están forzando a los gobiernos a suspender los planes de privatización de semillas.
Sin embargo las semillas no son lo mismo que un programa informático. La noción misma de “patentar la vida” es impugnada fuertemente. Por esta razón, el acuerdo de la OMC fue una suerte de acuerdo para lograr un punto medio entre gobiernos. El acuerdo indica que los países pueden excluir plantas y animales (pero no microrganismos) de sus normas sobre patentes, pero deben crear algún tipo de protección a la propiedad intelectual sobre variedades vegetales, sin especificar cómo hacerlo.
Los acuerdos de comercio negociados fuera de la OMC, especialmente aquellos impulsados por las economías desarrolladas más poderosas, tienden a ir mucho más allá. A menudo exigen que los gobiernos signatarios patenten plantas o animales o reconozcan las normas de la la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV), con sede en Ginebra, la cual entrega derechos similares a las patentes sobre variedades vegetales. Ya sea en la forma de patentes o de UPOV, estas normas generalmente dejan en la ilegalidad la posibilidad que los agricultores guarden, intercambien, vendan o modifiquen semillas de las llamadas variedades protegidas.2 En efecto, la convención de 1991 de la UPOV fue modificada para entregar un monopolio aún más fuerte a las empresas agroindustriales a expensas de las comunidades campesinas e indígenas. Esta versión de UPOV del año 1991 está siendo promovida fuertemente a través de los tratados comerciales.
La embestida de los Tratados de Libre Comercio (TLC)
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte, firmado por México, Canadá y Estados Unidos, casi al mismo tiempo que el ADPIC se estaba finalizando, fue uno de los primeros acuerdos comerciales negociados fuera del campo multilateral que contenía medidas más duras sobre privatización de semillas. Este tratado obligó a México a integrar el club UPOV de países que han otorgado a las empresas semilleras derechos exclusivos que les permiten impedir que los agricultores reciclen y reutilicen las semillas comerciales. El acuerdo, además, sentó un precedente para todos los acuerdos bilaterales estadounidenses que siguieron, y la Unión Europea, la Asociación Europea de Libre Comercio y Japón adoptaron la misma posición.3
Desde entonces, han existido permanentes presiones diplomáticas y financieras para conseguir, por “la puerta trasera” ( estos acuerdos comerciales se negocian en secreto), la privatización de las semillas. Lo que está en juego para las grandes semilleras es mucho. A nivel mundial, sólo 10 compañías controlan el 55% del mercado de semillas comerciales.4
Sin embargo, para estas empresas esa participación en el mercado aún no es suficiente. En Asia, África y América Latina, alrededor del 70 a 80% de las semillas utilizadas por los agricultores provienen de lo que guardan de una temporada a otra, ya sea ellos mismos, sus vecinos o personas en comunidades cercanas. En estos territorios no conquistados, los gigantes agroindustriales quieren reemplazar las semillas conservadas de una temporada a otra por mercados de semillas y hacerse del control de esos mercados. Para lograrlo, están exigiendo que los gobiernos creen y hagan cumplir protecciones legales que les permitan mantener monopolios empresariales sobre las semillas.
La tendencias recientes
GRAIN ha estado rastreando desde hace 15 años la forma en que los acuerdos comerciales firmados fuera del sistema multilateral están presionando a los países para que acepten los derechos de propiedad intelectual sobre las semillas que la industria desea y, al mismo tiempo, convertir esas nuevas normas en estándares mundiales. Una actualización reciente de nuestra información señala que esta tendencia no ha cambiado. De hecho, existen signos preocupantes en el horizonte.
◦ El triunfo más reciente de Monsanto, Dupont, Limagrain y Sygenta – las compañías de semillas más importantes del mundo – es el obtenido con los nuevos tratados de comercio firmados por países latinoamericanos. En el año 2006, el acuerdo que Estados Unidos (país de origen de Monsanto y Dupont) firmó con Perú y Colombia obligo a estos países a adoptar la convención UPOV 1991. Los países de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA - lugar de origen de Syngenta) hicieron lo mismo en el 2008 y la Unión Europea (región de origen de Limagrain)en el 2012.5 En América Central ha ocurrido algo similar. Estados Unidos firmó, en el año 2007, el Acuerdo de Libre Comercio de América Central que fuerza a todos los países firmantes a adherir a UPOV 1991. EFTA hizo lo mismo el año pasado.
◦ En África, recientemente se ha dado un importante paso para fortalecer los mercados de semillas privatizadas. Este año 2014 y luego de diez años de conversaciones, se concluyó el AAE, (Acuerdos de Asociación Económica), entre la Unión Europea y los países de África Subsahariana. La mayoría de ellos, hasta el momento, “sólo” liberalizan el comercio de bienes , sin embargo, también contienen el compromiso de negociar con Bruselas estándares comunes sobre propiedad intelectual. Las expectativas indican que estos estándares serán similares a aquellos que los países del Caribe acordaron recientemente en sus Acuerdo de Asociación Económica de 2008: la obligación de, al menos, considerar adherir a la UPOV. Este hecho es preocupante porque hasta ahora, los países africanos no tenían ninguna obligación de adherir al estándar UPOV e, incluso, habían tratado realmente de elaborar sus propios sistemas de protección sobre las variedades vegetales.6 Y, si bien es cierto que entidades africanas como la Organización Regional Africana para la Propiedad Intelectual (ARIPO) y la Organización Africana para la Propiedad Intelectual (OAPI) ya han adherido a UPOV, bajo los tratados comerciales con la UE serán los mismos gobiernos nacionales quienes lo hagan. Lo que sigue es que África está homologando sus regulaciones en la medida que sus bloques comerciales sub-regionales se unen para formar un zona de libre comercio continental, supuestamente en 2017. Se espera que esto provocará una homologación continental de las leyes de propiedad intelectual, probablemente endureciendo las normas aún más.
◦ Posiblemente el Acuerdo Trans- Pacífico de Cooperación Económica (TPP por sus siglas en inglés) sea, de los acuerdos actualmente en negociación, el TLC más terrorífico en cuanto a lo que pueda significar para los derechos de los agricultores a controlar sus semillas en Asia y el Pacífico. Ello porque Estados Unidos, que lidera las conversaciones con 11 otros países de la cuenca del Pacífico, está jugando duro. El texto de negociación de mayo de 2014 da cuenta que Estados Unidos no sólo demanda la aplicación de UPOV 1991 en todos los países de la ATP sino que también el patentamiento sin restricciones de plantas y animales. Aún no se sabe si estas demandas también aparecerán en la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (ATCI) actualmente negociándose ente Estados Unidos y y la Unión Europea, ya que el texto es inaccesible al público.
◦ Cuanto más se expande el rango de lo que se privatice, más lo hacen las penas para quienes no respeten esas normas. En numerosos TLC, países como Estados Unidos exigen que los agricultores que infrinjan estos nuevos derechos de propiedad intelectual sobre las semillas enfrenten castigos tanto bajo leyes penales como civiles. En algunos casos, como en el recién firmado Acuerdo Económico y Comercial Global (AECG) entre la Unión Europea y Canadá, la sola sospecha de infracción podría acarrear el embargo de los activos de un agricultor o el congelamiento de sus cuentas bancarias.7
La resistencia toma fuerza
Las buenas noticias son que los movimientos sociales no se han quedado tranquilos; han reaccionado de manera activa, organizada, determinada y clara. En el año 2013, los colombianos de todas clases fueron remecidos al observar cómo su propio gobierno, debido a las exigencias de los TLC con Estados Unidos y la Unión Europea, destruía violentamente toneladas de semillas de los agricultores, quienes no conocían las nuevas normas. La indignación, que terminó en una protesta agraria masiva a nivel nacional, fue tan fuerte que el gobierno aceptó suspender temporalmente la ley y reexaminar el tema directamente con los representantes de los agricultores.8
En el año 2014, fue el turno de Guatemala de estremecerse cuando el público general se dio cuenta que, debido a acuerdos comerciales como el CAFTA, el gobierno estaba logrando que el parlamento aprobara adoptar UPOV 1991 sin un debate serio.9 La gente estaba indignada porque no se consultó a las comunidades indígenas como se debía hacer, especialmente cuando el propósito de la ley era finalmente reemplazar las semillas indígenas por semillas comerciales de empresas extranjeras como Monsanto o Syngenta. Después de meses de presión el gobierno se retractó y el parlamento derogó la ley.10 Pero, tal como sucedió en Colombia, estos retrocesos son sólo temporales en tanto se estudian otras medidas. En otras partes de América Latina, como en Chile y Argentina, los movimientos sociales han resistido intensa y exitosamente frente a proyectos de leyes - apodadas “leyes Monsanto” - que pretenden implementar UPOV 1991.
También en África están levantándose olas de protestas públicas contra los regímenes de protección de variedades vegetales a los cuales los países están adhiriendo. En Gana, se está desarrollando una gran campaña para impedir que el país adopte la legislación de UPOV 1991.11
En otras partes, las redes de la sociedad civil tales como la Alianza para la Soberanía Alimentaria en África están presentando recursos judiciales para impedir que la ARIPO adopte legislación basada en UPOV y se incorpore a la unión.12
Las grandes corporaciones y quienes defienden sus intereses se han pasado de la raya tratando de privatizar lo que la gente considera un bien común. Esto no se limita sólo a las semillas. Lo mismo ha sucedido con la tierra, los minerales, los hidrocarburos, agua, conocimiento, internet, incluso microrganismos importantes, tales como la gripe aviar hace algunos años o el virus Ebola hoy en día. La gente está luchando para impedir que estas cosas caigan bajo el exclusivo control de unas pocas empresas o ministerios de defensa. Una buena forma de tomar parte en esta lucha es unirse a las campañas para detener nuevos importantes tratados como TTIP, CETA, TPP, y AAE y dejar sin efecto otros como los tratados estadounidenses con México, América Central, Colombia o Chile. Los tratados comerciales son un conjunto de normas escritas y es por ello que podrían ser borradas.
Para un examen más profundo sobre el estado de los acuerdo comerciales que incluyen impositivamente la privatización de las semillas, descargue los datos de Noviembre de 2014 de GRAIN, "Acuerdos Comerciales Que Privatizan La Biodiversidad (Noviembre 2014)".
Para profundizar
- GRAIN, Leyes de semillas en América Latina: una ofensiva que no cede y una resistencia que crece y suma (EN, ES, FR)
- Biodiversidad, “Leyes de semillas y otros pesares”, Septiembre 2014
- Actualizaciones diarias sobre tratados comerciales en: http://bilaterals.org or@bilaterals_org or https://www.facebook.com/bilaterals.org (IN, ES, FR)
Notas
1 “Propiedad intelectual” es un derecho monopólico que los gobiernos obligan a respetar. Asegura que la gente pague por el derecho a usar algo por cierto periodo de tiempo, de forma que quien lo inventó pueda recuperar su inversión. “Variedad vegetal” se dice de las semillas que se desarrollarán como una planta específica con características específicas..
2 Bajo el sistema UPOV, los agricultores pueden, algunas veces, guardar semillas de variedades protegidas para usarlas nuevamente. Ello depende de la versión de la Convención UPOV que el país haya firmado y si el gobierno ejerce esta opción. En algunos casos, ello se restringe a replantar las semillas en sus propias fincas, o a ciertos cultivos o al pago de una licencia. Bajo el sistema de patentes, es totalmente ilegal usar semillas patentadas sin pagar po ello. Aún si un pájaro deja caer las semillas sobre el campo!
3 La AELC esta conformada por Islandia, Lichtenstein, Noruega y Suiza.
4 ETC Group, “¿De quién es la naturaleza?” , 2008. http://www.etcgroup.org/content/who-owns-nature
5 Ecuador está actualmente negociando con la UE en base al texto firmado con Colombia y Perú.
6 Por ejemplo, la Organización de la Unidad Africana ha diseñado su propia ley modelo sobre protección de variedades, basada en los derechos comunitarios..
7 Véase, National Farmers' Union, “CETA + Bill C-18 = too much power for seed companies”, Junio 2014.
8 GRAIN, “Movilización campesina en Colombia pone los reflectores sobre las semillas”, Septiembre 2013.
9 Quizás no fue muy conocido por la opinión pública el TLC AELC-América Central de 2013, el cual contiene las mismas demandas que el TLC entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominica.
10 Véase EFE, “Derogan en Guatemala ley sobre derechos de pro- piedad de semillas vegetales”, 5 de septiembre, 2014.
11 Véase el sitio web de Food Sovereignty Ghana http://foodsovereigntyghana.org/ y de Panafricanist International http://www.panafricanistinternational.org/.
12 Alliance for Food Sovereignty in Africa, “AFSA appeals to ARIPO, AU and UNECA for protection of farmers’ rights & right to food”, 2 de julio, 2014.
Fuente:http://www.grain.org/
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